Quiero mostraros un molinillo que estaba abandonado en la parcela de mi suegro. Abandonado y oxidado, actualmente tiene cabida en mi cocina. Para quitarle el oxido, lo lavé con coca-cola y después le dí una imprigmación de metales. Luego ya le fuí sacando los detalles, como las cenefillas, las letras y también le añadí unas florecillas en cada cara del molinillo.
¡Recuperado y como nuevo!. Los pomos que son de madera, los pinté con pintura de oro.Ya os he comentado en otras entradas, mi debilidad por los objetos antiguos, y la verdad es que recuperando éste he disfrutado. Un abrazo. Montse